El Bosque De Los Suicidios [2016]


Inmersa en la exitosa serie “Juego de Tronos” y antes del estreno de la séptima temporada Natalie Dormer, la joven Margaery Tyrell, imagino que, para descansar de tanta batalla en Desembarco del Rey, en los tiempos muertos, y la que fuera Ana Bolena en “Los Tudor”, protagoniza esta película de “terror” basada en la tradición popular de que el enorme bosque Aokigahara, el Mar de Árboles, cerca de la base del Monte Fuji en Japón está maldito.

​Efectivamente, el bosque figura en el triste ranking de lugares donde la gente va a suicidarse tras el Golden Gate de San Francisco, en Estados Unidos, el cual lidera la lista, aunque a parte de los motivos propios de cada uno, también tienen culpa los yacimientos de hierro que vuelve loca a las brújulas y el GPS no funciona, lo que provoca que la gente se pierda en los 35 km2 de bosque. El éxodo a este lugar a suicidarse lo marcó sin querer una novela en 1960, “Nami No Tou” de Matsumoto, en donde la pareja protagonista acaba con su vida el bosque. Incluso se sabe que llega gente a morir al bosque, pero al no encontrarlo se mata en los bosques cercanos.




Así que al entrar en el parque en un hermoso cartel en perfecto japonés donde se nos indica que “tu vida es valiosa y te ha sido otorgado por tus padres. Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo”, y un teléfono. Señales de no traspasar y carteles son abundantes durante el recorrido.


En la película Sara (Dormer, en rubia) es una trabajadora con éxito a la que un día se encuentra con una llamada desde el Japón: su hermana gemela, Jesse (también Dormer, en morena) ha desaparecido en Aokigahara, “El Bosque de los Suicidios”, y es dada por muerta. Sara convencida de que no es así por ese estrecho lazo entre gemelas, allá que se dirige.


La película es la ópera prima de Jason Zada y no pudo ser rodada en el bosque ya que las autoridades japonesas no lo permitieron, así que se fueron a Serbia, en el Parque Nacional de Tara. Sin embargo, sí que estuvieron en el parque visitándolo. El rodaje en Tokio duró una semana. 

Cuando empecé a ver la película me pareció inquietante el tema: los japoneses tienen un lugar donde ir a suicidarse, como los chinos y los americanos... Interesante. La puesta en escena es interesante, qué pasará, y aunque ella está bien como actriz (doble) está acompañada de unos espantosos secundarios que empiezan ya a desmerecer el producto. Llegamos al desarrollo y nos encontramos con una pésima narrativa con sustos metidos con calzador para justificar de qué genero se trata, sustos sin susto, totalmente previsibles sin hilo en el argumento. El montaje de la película es molesto y eso que la ambientación y la interpretación de Dormer se podría haber aprovechado.

Y llegamos al final, por Dios, qué final. La gran resolución final de este tipo de género comercial de hoy un día es el de siempre: absurdo. Ojo, que no es de las peores. Posiblemente disfrutó más el equipo paseando por aquellos caminos bajo la sombra de tan imponentes árboles.

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